Mis visitas!!

viernes, 2 de septiembre de 2011

Capítulo 31: Invitada

Nadie me dijo que salir con una chica fuese difícil ¿no? Pues a mi me estaba costando quedar con Victoria, porque estaba bastante liado entre la pelea con Toni y más asuntos como la visita de Estela. Esto provocaba que mi autoestima se derramara por el suelo. Jonathan seguía viendo a Demi y parecía que se lo pasaban bien los dos, en cambio Yolanda seguía estando celosa por mucho que dijera que era todo una mentira. A veces la veía que lo pasaba bastante mal, pero no se atrevía a decirle a mi amigo lo que sentía de verdad por él.
Una tarde metido en la habitación, decidí llamar a Victoria para dar una vuelta o algo. Hacía una tarde bastante buena, y supuse que no le importaría salir conmigo después de lo que paso entre nosotros en la fiesta. Me quité los cascos de música de la cabeza, y cogí el móvil que estaba en la mesita de noche. Al lado del móvil, había una botella de ron. Algunos días los estaba pasando bastante mal con la muñeca y con todo en general. Me deprimía fácilmente con cualquier cosa, y bebía para olvidarme de todo. Nunca había bebido estando mal, pero la verdad era que en toda mi vida nunca había estado igual. Parecía como si mi cuerpo no respondiera, como si me estuviera muriendo poco a poco por dentro sin poder hacer nada. Necesitaba animarme, y lo mejor era con una chica. Me pasaba todas las tardes dando golpes a la pared con una pelota de tenis y escuchando música. A Jonathan ni lo veía, porque casi nunca estaba en casa… Todas las noches salía con Demi, y no volvía hasta las tres de la madrugada o más, mientras yo seguía aburrido. Pero aquella noche iba a cambiar.
Busqué el número de Victoria en la agenda del móvil, y le pulse para llamarla. Mientras esperaba a que me contestara, guardé la botella de ron debajo de la cama.
-¿Quién eres?- me preguntó Victoria.
-Hola, Victoria. Soy Raúl… ¿te acuerdas del chico de la fiesta?
-Ah, sí. ¿Y eso que me llamas?
-Era para saber si tienes algo que hacer esta noche.
-Pues…- hubo un silencio- No, no tengo nada. ¿Por?
-¿Te vienes al cine conmigo y a cenar?
-¿Contigo?
-Sí… Tendrás que pasar a por mi, no ando muy bien de la muñeca.
-Vale, a las diez estoy allí.- y me colgó.
Dejé el móvil en su sitio, y me metí al baño. Me miré en el espejo y abrí los ojos bastante al verme. La barba era más oscura desde que salí la última vez, y notaba que mi cara estaba un poco triste por llamarlo de alguna manera. Di un bostezo y abrí el grifo de la ducha.  

Me vestí con una camisa de manga corta y encima me puse una chaqueta. Esto lo acompañé con unos pantalones vaqueros y unos zapatos negros. Victoria me recogió justo a la hora exacta, y mientras íbamos de camino estuvimos hablando de la familia. Ella me explicó que tenía dos hermanos mayores y ella era la menor. También, que sus padres tenían una tienda de ordenadores y su hermano mayor estaba casado  y trabaja en la construcción. En cambio, su otro hermano seguía estudiando en la universidad la carrera para médico. Cuando le conté lo poco que quedaba de mi familia, su cara cambió. Le expliqué como nos abandono mi padre, como murió mi madre y como me quedé solo.
-Creo que te mereces algo mejor que estar solo- me miró cuando aparcamos en el aparcamiento del cine- Aunque no te conozco mucho, pareces buena persona.
Buena persona si que era… ¿O no? Aun recordaba las palabras de Claire cuando me dijo que no sabía como su hermana le podía gustar un tipo como yo… ¿Cómo era? Solo era un chico normal y corriente que le gustaban las mujeres más que nada en este mundo.
Sacamos los pases del cine, y viendo que quedaban dos horas para que empezara la película, fuimos a un restaurante a cenar. El restaurante era de tipo italiano, y por lo que vi era bastante caro. Aunque había sacado la mitad del dinero que tenía guardado para una ocasión especial, y ésta era una. Nos sentamos uno enfrente del otro, y pedimos la comida. Mientras esperábamos, nos pusimos a hablar. Victoria iba vestida con una falda de color azul, llevaba encima un cinturón marrón, y arriba llevaba puesto una camisa de tirantes blanca acompañada de unas cuñas bastante altas de color marrón claro.
-Bueno, Victoria. ¿Hace mucho que no tienes novio?- le pregunté echándome un poco de vino en la copa.
-¿Tiempo?- se rió- Hace como un año o así.
-Paso algo ¿no?- la miré fijamente.
-Claro que paso… ¿Sabes? Yo siempre he sido una persona que es fiel a su pareja. Tengo muchos amigos y compañeros con los cuales tengo bastante confianza, y lo primero que busco en un hombre es que no sea celoso.  Yo no soy celosa, pero todo se soporta hasta un límite. Yo soporté varios meses viendo como mi novio hablaba con chicas y me dejaba a mi tirada en medio de la discoteca o del sitio al que fuéramos. Pensé que estaría así una semana o poco más, pero duro mucho tiempo y mis amigas me dijeron un día que se había besado con una chica en la fiesta de cumpleaños de Jennifer. Al día siguiente, lo dejé con él.
-¿El chico te fue infiel?- me pregunté a mi mismo, y bebí una copa de vino.
-Sí, fue un cabrón- terminó Victoria.
Me mordí la lengua. Yo también había salido con dos chicas a la misma vez e incluso con tres, como paso con las hermanas Brulloti. Parecía extraño verlo como ella, es decir, que nunca me había puesto en la piel de una chica cuando se enteraba de que yo me liaba con otras mientras estaba con ella.
-Me gusta tu nariz. Es perfecta- Victoria me tocó la nariz con el dedo índice, y sonrió.
-A mi me gusta más la tuya.
-¿Se puede saber las partes de mi cuerpo que te gustan?- ¿su pregunta fue con doble sentido o lo creí yo?
-¿Es obligado responder?
-¿Tú que crees?
-Pues…- me reí y la miré fijamente- Me gustan tus ojos porque son los más hermosos que he visto nunca, y me gusta tu sonrisa porque me da alegría y…
-¿Y?- me inquirió.
-¿Y de mi? ¿Qué te gusta?- le cambié la conversación.
Me entró la risa cuando vi a Victoria con la boca abierta por haberle cambiado de tema.
Salimos del restaurante e íbamos de camino a comprar unas palomitas porque la película estaba apunto de empezar.
-Antes me preguntaste que me gustaba de tu cuerpo ¿no?- la pregunta que le había hecho en el restaurante, salió de los labios de Victoria.
Le pedí al chico dos vasos grandes de palomitas, y miré a Victoria por el rabillo del ojo. Seguía mirándome con los ojos entrecerrados, me estaba intentado poner nervioso pero no lo conseguía. Le pagué al chico, y me volví para darle las palomitas. Anduve tres pasos hacia delante, y oí como chasqueaba la lengua para intentar llamar mi atención.
-Sí que te lo pregunté, pequeñaja- le contesté cuando me di la vuelta.
-¿Pequeñaja?
-¿Te puedo llamar así de forma cariñosa o no te gusta?- le pregunté acercándome a ella.
-Me gusta, pero mi nombre es Victoria… No me llames así en público, imagínate que vergüenza.- se rió.
-Vale- me reí.
-¿Entonces te puedo contestar a lo que me preguntaste?- de nuevo sacó el tema.
Entramos en el cine, y aun no le había contestado. Nos sentamos en las butacas y le miré con una sonrisa.
-Venga, contesta.- le dije.
-Vale- dejó las palomitas al lado de sus pies, y me miró- Pues me gusta tu nariz porque es perfecta, tus tatuajes porque te dan un toque sexy…
-¿Sexy?- me reí.
Sí- me sacó la lengua.- Y que más…
-¿Nada más?
-Tus labios no están mal… pero no me acuerdo desde la última vez que los probé.
-Puede ser que esto te ayude a recordar- me acerqué a ella, y le di un beso en los labios. Estuvimos un tiempo besándonos hasta que las luces de la sala se apagaron y me separé de ella- ¿Te acuerdas?
-No, creo que aun no me acuerdo. Espero recordarlo más adelante...- me contestó mirando a la enorme pantalla que había delante nuestra.
Me quedé mirándola un poco más, y pude ver como en medio de la oscuridad, Victoria sonreía. 

1 comentario:

  1. ya xik m puse al dia en la historia,muy linda e interesanteeee!!!!

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