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sábado, 27 de agosto de 2011

Capítulo 30: La Piscina

Necesitaba un paseo. No sabía a donde iba, pero tenía que salir de aquellas cuatro paredes. Por el camino, me llamo Toni diciendo que aquella tarde iban a la piscina y por si me quería ir.
-Me pasaré, pero no puedo mojarme con la muñeca- le contesté.
La verdad, que no tenía muchas ganas de ir porque no me gustaba ver como la gente se bañaba y yo sin poder meterme.
Los pensamientos y emociones hacia Rachel, salían de nuevo de mi corazón y mi mente. Sin duda sentía algo por aquella chica de ojos castaños. Era más fuerte que todo lo que había sentido antes por una chica, y sabía que lo que significaba. Un lado de mi corazón me decía que fuese con ella, que le besara, que le abrazara… Pero otro lado, me advertía que no era justo. No era justo ir ahora y decirle que lo sentía.
No. Así las cosas no eran. Además, estaba ese niño… Un hijo en mis circunstancias, podría destruir mi vida.
<<¿Pero tu vida de qué? No tienes nada, admítelo. Vuelve con ella si tanto la deseas.>>, me hablaba una voz dentro de mi cabeza.
¿Me estaba volviendo loco?
Volver con ella… Le había hecho demasiado daño cuando le dije que no la quería. En esos momentos pensaba, en que Rachel se había hundido cuando esas palabras salieron de mis labios. Palabras que no eran verdad. Pero ese miedo que tenía por tener un hijo, por no sabes como cuidarlo, por no preocuparme por él… Me superaba. Las relaciones que había tenido con chicas desde los catorce años, había acabado todas mal. Ninguna había durado tanto… Se ve que yo solo pensaba en el sexo y no dejaba paso a esos sentimientos que habían en una relación. Y la mitad de las veces: no era justo pensar de esa manera.

Caminé alrededor de una hora por todo el pueblo. En la mochila que llevaba cargada a la espalda, guardaba algunos alimentos y poco más. En el pueblo, había un río que lo cruzaba todo, y en donde uno se podía bañar. Muchas veces había ido con mi madre a bañarnos o simplemente a pasar el día. Quería ir para recordar esos momentos y sobre todo para relajarme. Al llegar, bajé por un estrecho camino de tierra que estaba rodeado de numerosos arbustos. Vi el río a lo lejos, y las imágenes de mi infancia se agolparon en mi mente. Cuando recordaba esas imágenes, quería llorar. Parecía todo tan fácil cuando tenía seis años… Sin problemas y que las cosas se solucionaban con juegos; que no te daba vergüenza hablar con la demás gente; que solo tenías ganar de jugar con tus amigos del colegio… La infancia era lo mejor. Muchos decían que era la adolescencia, pero no. Ser niño es la mejor etapa de la vida.
En el río no había nadie y me parecía raro porque siempre había alguna que otra familia bañándose. Me acerqué a la orilla y me quité los deportivos. Metí los pies en el agua fría y sentí que todo se quedaba atrás. Solo oía el ruido del agua chocar contra las paredes de tierra y contra las piedras. Anduve por el agua, hasta sentarme en una piedra bastante alta.
De nuevo le di vueltas a la noche anterior. No me acordaba de nada de lo que me dijo Jonathan, y supuse que iría borracho. Aunque lo que no me gustaba era que Victoria y yo no acabásemos en la cama. Pero lo bueno era que me besé con ella, que sentí sus labios… Era una chica muy atractiva, no cabía duda. La verdad era que me sentía bien después de todo. La muñeca era algo que se curaba y no pensaba mucho en eso.
Metí la mano derecha en el agua fría, y cogí un poco como pude. Me eché por la cabeza para despejarme, y me quedé mirando el agua. En ella, se podían ver unos peces de muchos colores. ¿Era yo un pez? ¿Un ser que vivía en los ríos y que se alimentaba?
No… Yo no era ningún pez diminuto. Me parecía más a un tiburón, dado que solo buscaba una presa de la cual aprovecharme.
Soplé varias veces, y me levanté de la piedra. Salí del agua andando con cuidado, y me senté para ponerme los deportivos. No conté el tiempo que estuve allí, pero me pareció una eternidad.

La piscina de Sasha estaba cerca de la casa de mi madre, por lo que tuve que llamar a un taxi para que me llevara. En poco tiempo, estuve en casa de mi amiga. Cuando entré al jardín, vi  a Valeri y a Yolanda hablando en un rincón de la piscina, mientras Tom y Linda se daban besos justo en los escalones. Toni estaba tumbado en el suelo, con los ojos cerrados y creo que ni se percató de que llegué. Noté que Jonathan no estaba allí, y supuse que después de la noche anterior, estaría durmiendo hasta la tarde. Vi a más amigos como: Terry, Paul, Mario… Éste hablaba con una chica que no la había visto antes. Era baja de estatura, tenía el pelo castaño mezclado con reflejos oscuros y era delgada. Lo primero que hice fue saludar a mis amigos en general, y luego me acerqué a Mario para ver con quien hablaba.
-Hola, Mario. ¿No me presentas a tu amiga?- le pregunté, mirando a la chica.
Ésta tenía los ojos grandes y eran verdes claros. Me sonreía de una forma que me recordaba a alguien, pero no sabía a quien.
-Hola, Raúl. Claro que te la presento, pero yo creía que ya la conocías.
-¿Perdón?-fruncí el ceño- Yo a ésta belleza no la conozco de nada.- admití.
-¿En serio?- Mario me miró sorprendido. Miró a la chica de nuevo- Raúl esta es Hanna, una amiga de Toni.
-¿Hanna?- murmuré.
¿Aquella chica era la misma que me intenté ligar en el instituto? Ahora que la veía bien, su sonrisa no había cambiado… Pero por lo general, había cambiado a mejor.
-Ya veo que Raúl no se acuerda de un día en la piscina- comentó Hanna, mientras sonreía.
-Me acuerdo bastante bien. ¿Y eso que estás por aquí?
Mario vio que allí no pintaba nada, y se alejó disimuladamente.
-Me aburría un poco por donde estaba, y decidí volver al pueblo a ver como va todo. ¿Tú estás bien?- miró un segundo mi muñeca.
-Sí, dentro de lo que cabe. No sabía que habías cambiado tanto.
-Ni yo sabía que tú habías cambiado.
Nos quedamos un rato hablando de cosas sin interés, y me fui a sentarme en una silla. Mis amigos se bañaban en la piscina, menos Toni que se levantó cuando me oyó hablar. Vi como venía hacia mi.
-Hola, Raúl. ¿Qué tal ves a Hanna?- me preguntó de repente.
-¿Qué cómo la veo? Pues bien, como siempre. ¿Pasa algo?
-Sí… sí que pasa…- se volvió hacia atrás, y a continuación me dio un puñetazo en la cara.
Caí hacia atrás, provocando que mi muñeca me doliera. Grité cuando noté un pinchazo en la espalda y cerré los ojos. Me toqué la muñeca, y abrí los ojos mientras me levantaba del suelo como podía. Toni venía de nuevo hacia mi. Su cara parecía tintada de rabia.
-¡Toni! ¿Qué haces, tío?- gritó Paul saliendo de la piscina.
Los demás estaban parados mirando a ambos. Mi amigo se tiró a por mi, y le di un puñetazo con la derecha, en la barriga. Toni se dobló por el dolor, y se tiró al suelo. Pensé que había parado, pero me equivoqué. Se levantó de una manera sorprendente, y no supe que detrás de mi estaba la piscina. Se dirigió hacia mi corriendo, y caímos los dos a la piscina. Oí los gritos de las chicas antes de que el agua entrara en mis oídos. Toni me agarraba por el cuello, y hubo un segundo que pensé que no salía de allí. Mi entrenamiento en la defensa personal, me ayudó a separarme de él dos segundos, que fue lo que bastó para dejarlo dolorido. Cuando vino a por mi de nuevo, le cogí el brazo con el que golpeaba, y se lo retorcí. Salieron burbujas de su boca y retorcí un poco mas. A continuación, lo impulsé a la escalerilla que había a la derecha, dejándolo flotando en el agua. Salí de la piscina con ayuda de mis compañeros. Sentía que la muñeca se me rompía de nuevo, porque no paraba de dolerme. Vi como Paul y Terry se tiraban al agua a por Toni, ya que todos se habían salido de la piscina cuando caímos ambos. Sacaron a mi amigo de la piscina, y la buena noticia era que respiraba.
-¿Qué ha pasado, Raúl?-me preguntó Yolanda, tocándome el brazo derecho.
Miré en esa dirección, y vi como tenía un corté en la mano. Cubría toda la palma y me escocía bastante.
-No lo sé, Yolanda.- fue lo último que dije, porque me llevaron a la habitación de Sasha para curarme las heridas mientras a Toni lo sacaban fuera. Con él, iban Terry, Paul y Tom.
La tarde en la piscina no había acabado muy bien. Y no supe a que vino la reacción de mi amigo.


1 comentario:

  1. Me gusta mucho lo que estás escribiendo.
    Sé que no te comento en todas las entradas pero lo leo igualmente.
    Solo quería darte animos para que siguieras escribeindolo.
    Un besazo.
    http://amormasalladelaunicidad.blogspot.com/

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