Mis visitas!!

jueves, 18 de agosto de 2011

Capítulo 28: La fiesta y Victoria

Estaba sentado en el borde de la piscina con los pies metidos en el agua. Mis amigos estaban metidos en la piscina, haciendo bromas con varias chicas. Toni me llamó más de dos veces, para que me metiera con ellos. Pero yo no tenía ganas de nada. Estaba deprimido y no lo malo era que no sabía por qué. Seguía pensando en un rincón de mi, en Rachel. Era… ¿Podía decir la mujer de mi vida? ¿La mujer que me había demostrado que se podía amar a una persona?
Los gritos de Sasha me quitaron esas preguntas. Tom junto con Linda, la cogían para llevarla a la piscina. Y así lo hicieron… Mi amiga fue al agua.
Pasaron los minutos, y seguía solo. Pero todo cambió cuando vi a Demi y Jennifer bailar al lado de unos chicos. Reconocí a Demi por el pelo rubio y a Jennifer por su sonrisa. Saqué los pies del agua, para ir a saludarlas.
-¿Vosotras por aquí?- les pregunté, tocando el hombro de Jennifer.
Las dos se volvieron, y sonrieron de oreja a oreja.
-Hola- se rió Demi- No sabía que estabas invitado…
-Pues aquí me ves. Hem… ¿Sabéis si ha venido Victoria?
Las amigas intercambiaron una mirada entre ellas.
-Ésta no se pierde ninguna fiesta- comentó Jennifer- La última vez que la vi estaba tomándose una copa.
-Vale, gracias. Pasarlo bien- me despedí de ellas y fui a buscar a la chica que me interesaba. 
Estaba interesado por ella, no solo por su aspecto, sino por algo más. Ahora que había dejado una estúpida relación, podía reconstruir mi vida sentimental con otra persona… que podía ser Victoria. Había hablado muy poco con ella, pero sentía que nos gustábamos de alguna manera.
Pueden pasar cosas cuando uno menos se lo espera ¿no?

La busqué por toda la casa, pero nada. Parecía como si se hubiera esfumado. Me paré al lado de una columna. Llevaba en las manos un vaso con ron. No sé cuantos me había bebido, pero me sentía mareado. Me apoyé en la columna, y bebí un trago. La gente se repartía por la cabina del Dj, mientras bailaban.
-Te encuentro por todos los lados, ¿o es pura coincidencia?-oí una voz que me sonaba.
Me temí lo peor: que fuera Okiyo como siempre. Con esa sonrisa que me daba escalofríos porque nunca sabía lo que significaba. Pero cuando levanté la mirada, pude comprobar que la belleza existía. Delante de mi, estaba Victoria vestida con unos pantalones claros y una camisa clara ancha. Nos saludamos con un beso en cada mejilla, y miró en dirección a mi barriga.
-¿No enseñas tu tatuaje en la piscina, Raúl?-preguntó bromeando.
-Prefiero enseñárselo a las personas que me acompañan a mi casa- contesté mirándola con media sonrisa.
-Pues entonces no lo puedo ver de nuevo…- bebió un poco de la bebida que llevaba en el vaso.
-De momento-cambié de tema antes de que se me descontrolara la conversación- ¿Y eso que estás aquí?
-Me encantan las fiestas. Soy amante de ellas- se rió.
-Ya veo- me reí junto a ella.- Yo no iba a venir al principio, aunque Jonathan me convenció.
-¿Tu amigo?
-Si, es muy pesado cuando quiere…
-Ya lo vi. Oye, ¿ y la novia? ¿Dónde la tienes?- paseó la mirada por la casa.
Levanté la cabeza hacia el techo donde había una lámpara encima de nuestras cabezas. La lámpara se movía… Me estaba afectando el alcohol.
-No tengo novia, Victoria. Si te cuento que dejé mi relación con ella hace seis días… ¿Qué dirías?
-Diría que lo siento. Creo que nadie es perfecto, y tiene que haber pasado muy fuerte para dejar una relación así de repente…- ahora nos estábamos mirando fijamente.
-Sí que paso algo. Lo único que no tengo ganas de recordarlo.
-No me gusta ver a la gente triste… ¡Vamos a bailar!
Me cogió de la mano, y me llevó hasta donde estaba todo el mundo bailando. Victoria se movía bastante bien al ritmo de la música, y no podía apartar los ojos de ella. Cuando hubo terminado la última canción, nos sentamos en un sofá enorme donde estábamos nosotros solos. Nos habíamos bebido muchas copas, y notaba que todo se movía. Me senté en el sofá, y cuando fui a apoyar la espalda en los cojines, Victoria cayó de espalda encima de mis rodillas. Su pelo caía a un lado, y sus labios eran una curva sonriente.
-No sé por que… Pero me gusta tu tatuaje-dijo mientras me levantaba de nuevo la camisa para verlo.
-¿Solo te gusta mi tatuaje?- le pregunté con una sonrisa.
-No- se sentó en mis piernas y me miró- Y esto también me debe de gustar bastante.
Me besó en los labios. Sus besos eran tan cálidos que hizo que me relajara. Fueron unos besos románticos, dejando que nuestro cuerpo se tocara.
Después de ese beso, no recordé nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario