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domingo, 17 de abril de 2011

Capítulo 5: Parece un sueño...

A la mañana siguiente me desperté tarde. Me senté en la cama con un dolor de cabeza que no podía soportar, y miré el reloj pequeño y negro de la mesita. Indicaba con los números en verde fluorescente las doce de la mañana. Sentí el calor de los rayos del sol en mi espalda. Me pasé los dedos por el pelo alborotado, y di un profundo suspiro. Parecía como si me hubieran matado, y después hubiera resucitado como por arte de magia. Mi mano derecha al ponerla atrás, tocó un cuerpo con curvas. Miré por encima del hombro al cuerpo, y vi a Rachel durmiendo. Su respiración era normal y continuada. Me acerqué a ella, dejándome tumbado a su costado. Rachel estaba durmiendo de tal forma que me daba la espalda. Le di un beso en la nuca que se podía ver…. Y ella gimió al despertarla. Yo puse en mis labios una sonrisa sin darme cuenta. Parecía un loco, perdido y enamorado de aquella mujer. ¿Qué tenía que la hacía tan especial? ¿Su cuerpo? ¿Su inteligencia? ¿Sus besos?
El pelo de Rachel caía en la almohada blanca como la harina. Era negro y mostrada algunas ondulaciones. Rachel estaba tapada hasta el pecho, lo cual, lo único que podía ver de ella, era los hombros con un tono de sol, la nuca, el pelo y su rostro. Al volver la cara, Rachel me dejó ver sus ojos marrones como la tierra. Aun de día, sin maquillaje apenas y con una sonrisa en sus labios… Era mas hermosa. Me acerqué a ella, y le di un beso en la frente.
-Abro los ojos y te encuentro a mi lado… ¿Puede pasar algo mejor todavía?- le dije a Rachel con un susurro.
-Sí.- me respondió, dándome un beso rápido en los labios.
-¿Ah, sí?- le hice cosquillas por debajo de los brazos, y por todo su cuerpo.
Rachel se removía entre las sábanas como un bebé llorando. Pero la diferencia entre un bebé y Rachel, era que ésta se reía en vez de llorar. Acabamos los dos en el suelo de la habitación besándonos. Rachel estaba en el suelo sin ropa, y yo encima de ella pero aguantando mi peso con mis brazos fuertes al lado de su cara perfecta.
-¿Sabes que quiero hacer?- le dije en la oreja todo lo cariñoso que pude.
Al mirarla, Rachel se estaba riendo por lo bajito.
-¿Qué quieres hacer?- me respondió, pasándome un dedo por el pecho desnudo.
-Esto.- y a continuación la besé con pasión.
Después, la cogí como los novios recién casados cogen a la chica para llevarla a la cama en su luna de miel, y me dirigí con Rachel en mis brazos a la ducha.

No desayunamos en mi casa, porque Rachel se tenía que ir a trabajar en su nuevo trabajo. El nuevo trabajo de Rachel, no se comparaba en nada con lo que ella estaba especializada que era en motos. Rachel me dijo antes de montarnos en mi moto, donde teníamos que ir. Pero como no me enteré de nada, ella me dijo que me iba a guiar por las calles. Resulta que ella trabajaba en una tienda donde se vendía de todo. Las calles por donde íbamos y atravesábamos me recordaban de algún hecho transcurrido por allí… ¿Pero el qué? Esa era la pregunta que me extrañaba.
Al final de la calle, me dijo Rachel que la tienda del fondo de la calle era donde trabajaba. No pude tirarme de la moto o simplemente darme la vuelta, porque llevaba a la chica que me gustaba detrás.
¡Normal que me sonaran las calles!
La tienda era la misma en la que trabajaba Jane. Las manos me temblaban. <<No pasa nada. No se conocen…>>, pensé para tranquilizarme. Pero no fue así. Al contrario, empeoró las cosas.
Cuando entré en la tienda, mi cara se transformó en el puro miedo. Rachel entró con una sonrisa, y se dirigió al mostrador. Yo me quedé parado como un poste al suelo en la entrada, porque no quería seguir con aquello. Rachel al no oír mis pasos por detrás de ella, se giró y me dijo:
-¿No vienes hacia dentro?
Parpadeé varias veces para volver al mundo de los vivos, y asentí con la cabeza aunque en mi interior dijera que no. Que idiota que fui al seguir a Rachel. Al llegar al mostrador, vi unos ojos azules de diferentes tonos, mirándome con asombro. Jane abrió la boca para decir algo, pero Rachel la interrumpió para saludarla.
-Hola, Jane. ¿Cómo estás?- volvió la cabeza hacia mi, y añadió.- Éste es Raúl, y es un compañero. ¿No te importa que me acompañe hoy? Ahora vengo que tengo que ponerme el uniforme en el baño. Coge algo de comer si quieres, Raúl.- y dicho esto, me sonrió con cariño, y anduvo hacia el baño que estaba a la derecha. Miré asustado a Jane. Llevaba el uniforme de la tienda - jersey ajustado blanco, y un pantalón negro-, su pelo pelirrojo era ondulado esa vez, y caía a los lados de su cara redonda y bonita. Jane dio un suspiro enfadada, y se volvió a la estantería que tenia detrás para colocar bien unos tarros de mermelada. Intenté decir algo, pero ella me interrumpió con un tono de ironía en su voz.
-Ya veo lo bien acompañado que estás.
Me sentó como si me tiraran un cubo de agua helada por todo el cuerpo, porque a parte de sus palabras, sentí un escalofrío que recorrió mi cuerpo de arriba hacia abajo.
-Solo es una amiga.- le objeté, cogiendo una bolsa de patatas fritas de una estantería que había a mi derecha.- Además, ¿tú no tienes hoy clase?
Jane se volvió para mirarme. Sus ojos azules echaban chispas.
-Hoy no he tenido clase porque resulta que mis compañeros se han ido de excursión y yo no quería irme. Pero, claro…. ¡Para ganar un puto dinero me he tenido que quedar en la tienda! ¿ Y que veo? Apareces tú…
La tienda no era mas grande que mi nueva casa. Las paredes tenían un color blanco y estaban un poco descoloridas por la luz que entraba por las ventanas. Debajo de mi, había un suelo negro como el carbón. Al lado del mostrador, había una especia de nevera donde estaban todas las botellas y refrescos. Intenté poner una sonrisa pero no pude. Jane cogió la bolsa de patatas que tenía entre las manos, y la paso por el escáner para coger el precio.
-Una amiga…- murmuró Jane apretando los dientes.- ¿Era con ella con la que estabas? ¿eh? ¡Te la tirabas mientras estabas conmigo! ¿Cómo me pude quedar aquí…? Me tenía que haber ido a la excursión para no verte.
-Yo nunca he estado contigo como pareja.- le recordé con una voz que me pareció demasiado triste.
-¡Vete a la mierda!- exclamó Jane lanzándome la bolsa de patatas a la cara con furia.
En ese instante apareció Rachel con el uniforme de la tienda puesto, y con una sonrisa de oreja a oreja. Ella no se temía nada de lo que había pasado en su ausencia… Pero yo lo sentía todo por mi interior. ¿Por qué no mandaba lejos a Jane de mi vida? Solo era una adolescente que no entendía nada de la vida. Era como una chica mas en el mundo… ¿Y por eso no la podía quitar de mi vida con tanta facilidad? ¿Por eso me sentía mal en aquel momento cuando la miraba?
<<Idiota- me dije- Ella te gusta. ¡Admítelo!
Rachel vino hacia mi sin darse cuenta con la cara que me miraba Jane, y me dio un beso corto en los labios.
-¿Vienes después a buscarme?- me preguntó al separarse de mi.
-Claro.- le respondí.
Al darme la vuelta, sentía la mirada de Jane en mi espalda con intensidad. Abrí la puerta de la tienda para salir al exterior. La luz me dio en los ojos, y cogí las gafas de sol que las llevaba colgadas en el cuello de mi camisa blanca. Me las puse y me dirigí a mi moto.
Ya tenía un nuevo problema para intentar solucionar. 

1 comentario:

  1. Que mal , Raul tiene que elegir .Aunque yo elegiria a Rachel .

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