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domingo, 26 de junio de 2011

Capítulo 16: "Piensa en mi"

Cuando salí de la fiesta, me encontraba muy mareado. Tanto, que antes de abrir la puerta del coche de mi novia, me caí de boca contra el asfalto. Rachel se asustó, y me abrió la puerta del acompañante. Al entrar finalmente, me senté con los ojos cerrados y respiré hondo. Me encontraba más o menos bien, pero las copas bebidas junto a Estela en la fiesta, me estaban pasando factura poco a poco. Miré el volante mientras el coche se movía por los baches de la carretera.
-¿Ha salido bien?- me preguntó Rachel girando hacia la derecha.
-¿El qué?
-La fiesta.
-¡Ah! Sí, muy bien. ¿Lo has oído?
Bajó la cabeza un segundo, y volvió a mirar la carretera. Ella estaba triste, lo sabía. Era tan solo mirarla, y tenía una sensación de decepción impresionante. Me hacía sentirme mal conmigo mismo. ¿Era un idiota? ¿Un hombre que solo pensaba en si mismo?
Quizás si…
Quizás no…
Lo único que sabía, era que al día siguiente me iba a la playa con mi ex. Rachel me perseguiría detrás hasta llegar allí, y después escucharía mi conversación con Estela. Simplemente, el día siguiente prometía.

-¡Está fría!- gritó Estela dando pequeños saltos hacia atrás.
Una de las playas de Andalucía –concretamente Málaga-, estaba repleta de gente. Sombrillas por todos los lados, niños, cubos, palas de juguete y… Bueno. Y muchas chicas españolas. Éstas siempre me habían fascinado, porque eran todo lo contrario a Estados Unidos. En mi pueblo, todas las chicas eran rubias y ojos azules. Pero en España… Habían muchas morenas, y muy guapas.
Habíamos llegado a la playa a las cinco de la mañana, y tenía un sueño atroz. El clima era muy caluroso, pero se me pasaba cuando veía a Estela. Llevaba un bikini, muy bonito por cierto, puesto. Parecía que se le ajustase a su cuerpo. En cambio, yo llevaba un bañador que me había comprado para la ocasión. Estela me tiró un poco de agua en la cabeza mientras estaba distraído en mis pensamientos, y corrió hacia el interior del mar.
-¿No me esperas?- grité, y la seguí saltando las olas.
Sentí como el agua tocaba mis piernas, y las gotas saltaban al resto de mi cuerpo. Cuando el agua llegó a la cintura, paré. Miré a Estela con una sonrisa. Su pelo caía hacia atrás mojado, y solo le veía de la cintura para arriba.
<<Una chica en el agua, siempre puede acabar bien>>
Me zambullí en el agua, y buceé hasta tocarle la pierna. Al salir, se asustó, y nos reímos. Me atraía el hecho de tener a una mujer hermosa delante de mi. No hablé, no dije nada… Solo esperé a que ella empezara.
Estaba cerca, muy cerca…
Mi nariz rozó la suya, y le pasé las manos por la cintura. Era suave. Me besó en los labios; su lengua encontró la mía, y su pecho se estrelló contra mi. El segundo besó que nos dimos, fue más apasionado, fuerte… Deslicé mis labios por su cuello, hasta llegar hasta sus pechos. El mar nos metió para la derecha, donde había una pequeña playa y donde no había nadie.
<<Mejor>>, pensé.
Estela se quitó la parte de arriba del bikini, y pude ver sus pechos blancos y redondos. De nuevo nos acercamos. Me sentí dentro de ella cuando empecé. Estuvimos un buen rato en el agua. Besándonos y abrazándonos. No existían las palabras entre nosotros. Solo había una conexión, que siempre existió entre los dos. Ya estaba hecho una parte del plan. Ahora solo quedaba la otra.

Por la tarde estuve con ella. Estuvimos haciendo el amor, bebiendo, comiendo y disfrutando. Parecíamos reyes. Era como si estuviera con una mujer lista, que sabía lo que hacía. No era como Okiyo, que era la pasión y lo salvaje en persona. Estela era tranquila. Siempre me gustó eso de ella, que era la tranquilidad. Estando los dos tomándonos unas copas de vodka en el mini bar de su casa, tocaron la puerta. La puerta estaba abajo, y nosotros estábamos arriba del todo junto a la piscina. Bajé yo, y abrí la puerta. Ante mi, apareció Claire. Me miró de arriba hacia abajo, y se paró en mis ojos. Iba vestido con unos pantalones blancos, y arriba no llevaba nada.
-Hola, Raúl- me saludó Claire con una voz suave.
-Hola. ¿Entras?- no contesté yo, sino Estela que se adelantó. Me volví, y vi como bajaba las escaleras con un vestido azul de verano. Al estar cerca de mi, me dio un pequeño beso, y se centró en su hermana. Al mirar de nuevo a su hermana, noté que en sus ojos existía un brillo de envidia.- ¿Claire?
Ésta parpadeó, y entró. <<Dos hermanas y yo en medio>>, pensé en esto como si no fuera para tanto. Pero aquello me estaba atormentando. ¿Cómo lo hacía para no sentir ningún remordimiento al coquetear con las dos hermanas? ¿No era un hombre? ¿O si un cobarde e idiota?
Sinceramente, ¿para que pensé en eso? Ahora carecía de sentido… No valía pensar en eso.
-¿Cuándo te marchas?- me preguntó Claire metiendo los pies en la piscina enorme que tenía Estela en el exterior.
Nos habíamos acercado a la piscina para soportar un poco el calor que pegaba ese día en Madrid.
-No lo sé- contesté nadando hacia la otra punta de la piscina.
-Lo sabes perfectamente- me recordó Rachel por el transmisor.
-Espero que sea para mucho tiempo- Claire se echó el pelo hacia atrás.- Oye, ¿te puedo hacer una pregunta?
-Dime- me paré en la esquina de la piscina y le miré.
-¿Te gusta mi hermana?
-Si no me gustara, no estaría con ella.
-¿Eso es que sí?
-Sí.
Se metió en la piscina, y se quedó quieta. No la recordara como antes a ella. Su personalidad seguía igual por lo que había visto, pero su físico me hacía pensarme si sería la  misma. Estuve nadando un buen rato, hasta que Rachel me habló por el transmisor:
-¿Necesitas mucho tiempo? Digo para acabar con este absurdo plan. Yo no me puedo quedar en España mucho tiempo. Mi padre me quiere en su despacho esta noche si es posible para ver unas cosas de trabajo.
Rachel me estaba hablando despacio, haciendo que sus palabras me dolieran como clavos. No me gusto que se tuviera que ir, pero no podía hacer mucho por impedírselo. Su familia y su trabajo iban primero antes que yo. Ella era un gran apoyo para mi, porque al morir Jane la tuve a mi lado, intentándome divertirme… Y gracia a su compañía, había resurgido de mis cenizas y depresión. Quería irme con mi novia, pero no podía teniendo a Claire y a Estela casi en la meta de llegada hacia mi. A Estela la tenía junto a mi. Estábamos “juntos” dentro de lo que cabe en una relación.
Paré de nadar, y salí apoyando las manos en el borde, de la piscina. Me sentía como desconcertado, y mi angustia sobre lo que pasaba crecía. Las gotas de agua caían por mis brazos musculosos y por todo mi cuerpo. Me di media vuelta, y me peiné el pelo hacia arriba. Oí como Claire se reía, y la miré por encima del hombro. Me recordó su risa, a una tarde de otoño, cuando ella salía con su caballo  negro. Salía todas las tardes, pero yo nunca tenía la ocasión de encontrarme con ella. Hasta que un día, lo hice, y nos hicimos muy buenos amigos.
La risa de Claire, me llevaba a un tiempo en donde yo era el novio de su hermana. Un chico normal y corriente, con una madre protectora y sin padre. Aquella vida era dura. Mi madre siempre me obligaba ir al instituto, aunque yo acabé bachiller, no se me daba muy bien los estudios. Me costaba mucho concentrarme teniendo tantos ligues, y al final lo dejé. Crecí sin padre, y eso fue difícil, porque no tenía a nadie para pedirle un consejo o ayuda…
Me mordí el labio inferior sin darme cuenta, y esto provocó en Claire un brillo especial en sus ojos azules. Me encaminé para irme a un lugar tranquilo, pero Claire me llamó.
-Raúl, ven un momento- me pidió apoyando las manos en el borde.
-Tengo que…
-Por favor.
Me arrodillé enfrente de ella, y acerqué mi cara a la suya. Tenía los ojos clavados en los de ella, y tuve la sensación de estar mirando a Jane. Sus labios se acercaron a los míos, y fue cuando ella se apartó a un lado, y caí al agua de cabeza. Noté como me quedaba hundido en el fondo, y luego nadé hacia el exterior. Tosí varias veces, y miré a Claire con los ojos entrecerrados. Ella se estaba riendo como si nada, y aproveché para cogerla por detrás, y tirarla por los aires a la otra parte de la piscina. Estuvo un segundo en el aire, y a continuación se hundió en el agua. Pasaron varios segundos, y no salía por ningún lado. Miré el agua asustado, y noté una mano en mi tobillo. Claire subió, y se quedó pegada a mi.
-Me asustaste- le confesé.
-Lo siento- me respondió riéndose.
Oí unos crujidos por el jardín, y solté a Claire enseguida. Miré a mi izquierda, y vi a lo lejos a Estela. Llevaba el bikini puesto, y le quedaba muy bien.
-Hola, cariño- me saludo Estela.
-¿Te vas a meter?-le pregunté, saliendo de la piscina.
-Sí. ¿A dónde vas?
-Necesito comer algo.
De camino a la cocina, cogí una toalla del baño para secarme. Me la puse alrededor de la cintura, y entré en la cocina. Esperé a oír la respiración de Rachel, pero al no oír nada dije:
-¿Hola?
-Hola- me contestó con voz apagada.
-¿Te vas?
-Sí.
-¿Pero por un simple trabajo?
-Haber-suspiró- me voy porque le ayudo a mi padre a diseñar las motos que hacemos. Me acaba de llamar hace nada para decirme que me esperaba, pero como estabas tan ocupado con Claire no te dije nada.
-¿Te espera para esta noche?
-Más o menos…Bueno, estamos en contacto ¿vale?
-¡Espera!-no levanté la voz más que un susurro- Quiero verte.
-¿Qué?
-Lo que has oído.
-¿En donde?
-Salgo de ésta casa,  y quedamos en el hotel donde estamos.
Ya no oí nada.

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