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viernes, 20 de mayo de 2011

Capítulo 12: Empezar de nuevo


Okiyo me llevó con su coche hasta la tienda donde trabajaban Rachel y Jane. Entré delante de ella, y cuando Jane y Rachel posaron la mirada en mi, sonrieron de alegría. Intenté poder una sonrisa, pero todavía tenía el miedo en el cuerpo. Stefan no quería el dinero - o sí-, lo único que quería era matarme. Pero… ¿ qué paso con el dinero? Supuse que se había quedado en el bolsillo de Stefan, pero me equivoqué. Okiyo me lo dio de nuevo, después de que se llevaran unos amigos de ella los cadáveres. Los cuerpos no aparecieron en mi casa cuando entré en ella. Le di un abrazo a Jane y otro a Rachel.
Al separarme, Rachel miró por encima de mi hombro.
-¿Okiyo?- preguntó Rachel para sus adentros, pero en realidad lo había dicho para nosotros.
-Hola, Rachel- le contestó ésta cogiendo una bolsa pequeña de chucherías.
-Después de quince años nos vemos ¿eh?
-Por desgracia…- Okiyo le lanzó la bolsa que había cogido a Rachel. -¿Cuánto vale?
Ésta miró la bolsa, miró a Okiyo, y de nuevo a la bolsa. Le dijo que costaba dos dólares, y Okiyo sacó el dinero. Lo dejó encima del mostrador con un golpe seco. Miré a las tres chicas que tenía a mi alrededor, y me dio un escalofrío. No me gustaba estar solo con tres mujeres. Recordé, que una vez hice un trío con dos chicas. Fue muy raro pensar en eso, pero no lo pensé a propósito. Rachel me miró las manos donde tenía una pequeña mancha de sangre en mi piel. Yo también miré la mancha… Esa sangre era de Stefan.
-¿Qué ha pasado?- preguntó.
-Nada, pesada- contestó Okiyo por mi- Siempre igual. ¿Por qué siempre tienes que saberlo todo?
-No te he preguntado a ti.
-Pues haber especificado, imbécil.
-¡Okiyo!
-Déjame
-Chicas, por favor. Callaros ya- les grité a las dos.
Jane no decía nada, solo contemplaba a Okiyo con el ceño fruncido. Me imaginaba lo que estaría pensando: <<¿Por qué ésta chica le dice esas cosas a Rachel?>> o también…: <<¿Qué coño está pasando?>>. Jane miró a la pared del fondo sin fijar la mirada en nosotros y dijo con una voz que ni yo reconocí:
-Que alguien me explique que está pasando. Pero si nadie quiere, iros de la tienda a arreglar las cosas en otro sitio. Los tres.
Le expliqué brevemente lo que pasaba. Jane dio varios gritos de asombro, y no paraba de decir: <<Oh, Dios…>>, por cada exageración que decía. Al final, salí de la tienda y dejé a las tres chicas allí para que arreglaran sus cosas… No tenía ganas de seguir oyendo estupideces. Yo pasaba de momento de aquello. Empecé a andar en dirección a mi casa, y tatareé una canción que me cantaba mi madre cuando tenía ocho años. Bonitos recuerdos vinieron a mi mente con la mención de mi madre, y sonreí  sin darme cuenta. La echaba de menos.
En mi casa, no encontré ningún cadáver. Lo que sí encontré, fue algunas manchas de sangre en el suelo, pero por lo demás no había nada. Estaba todo limpio, sin cadáveres, sin sangre… (excepto el suelo). Sin duda, Okiyo me había salvado de algo muy gordo. Nada más llegar, me fui a la ducha. Cuando me quité la camisa, me miré al espejo con una mueca de disgusto. Notaba como mi pecho no estaba igual que antes, porque ahora llevaba una cicatriz en medio… ¿Pero que era? ¿Dónde me lo había hecho? Y recordé, para mi asombro, que esa cicatriz me la había hecho Okiyo con sus uñas sin querer… La verdad era que mis musculos no se notaban igual que antes. Yo no estaba obsesionado con ser fuerte como un tipo de esos chicos que solo piensan en el físico… Eso no. Solo me gustaba estar “marcado” por llamarlo de alguna manera. Me metí en la ducha, y dejé que el agua cayera por mi cara y por mi cuerpo. El agua estaba ardiendo,  como a mi me gustaba. Cerré el grifo, y respiré varias bocanadas de aire caliente. Mi mense te fue al lugar más oscuro de mi alma, y encontró la cara de Stefan con un tiro en la cabeza. Di un suspiro largo… Y salí de la ducha. A continuación, después de secarme, me acosté en la cama.
<<Un día complicado. Pero no necesito más problemas. Lo de Stefan a terminado gracias a Okiyo; y mis problemas con ella, Rachel y Jane también han terminado. Solo queda reorganizar mi vida>>, pensé antes de que me durmiera.

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