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viernes, 16 de marzo de 2012

Capítulo 37: 5 meses después

Victoria me miraba mientras me señalaba con una cuchara de madera. Estábamos, yo en el sofá y ella en la cocina, aunque la veía porque la barra americana le llegaba por la cintura. Le sonreí y me levanté del sofá, andando hacia ella. Victoria levantó más la cuchara y negó con la cabeza haciéndose la seria. Di otro paso más.
-No te acerques-me ordenó tirándome la cuchara.
Me agaché y paso por encima de mi cabeza.
-Que mala puntería tienes, ¿te lo he dicho alguna vez?-me reí y di otro paso.
-¿Por qué nunca me haces caso?-puso una mueca.
-Porque eres mi pequeñaja.
Di otro paso y Victoria echó a correr. Saltó por encima del sofá y cayó en él. Yo rodeé el sofá, y me tumbé encima de ella.
-Eso no vale, he tenido que saltar y todo-me dijo Victoria cerrando los ojos.
Cuando cerraba los ojos, significaba que se había cabreado. Pero la mitad de veces era mentira.
-No te cabrees, pequeñaja-me acerqué y le di un beso corto en los labios.
-Es que no me dejas hacer nada-seguía con los ojos cerrados.
Sonreí y empecé a hacerle cosquillas. Las risas inundaron la casa. Después de cinco meses juntos, seguíamos queriéndonos como el primer día. Me conocía bastante bien y yo a ella. Aunque no le conté el mayor problema de mi vida: Okiyo. Pensaba que le había esquivado tras haberme mudado a casa de Victoria.
Le besé en la frente cuando paré de hacerle cosquillas y me quité de encima suya.
-¡No me has contestado!-me gritó asomándose por el respaldo del sofá.
-No quiero que te pase nada-me volví y le sonreí.
-Vale.. Lo sé, pero tampoco es para tanto-se acostó de nuevo en el sofá.
Me acerqué y me asomé por arriba del sofá. Me miraba con sus ojos verdes y me sacó la lengua.
-¿Te acuerdas de nuestro primer beso, Victoria?-le pregunté mirándola fijamente.
-Claro que me acuerdo. Fue en una fiesta, estabas aburrido.
-Pero tú me alegraste la noche-volví a sentarme con ella.
Apoyo sus piernas sobre mis rodillas y me puse a hacerle caricias por las piernas. Si no hubiera sido por ella, aun estaría mal, triste, sin ganas de hacer nada… Pero ahí estaba. La quería, claro que la quería.
Me tumbé a su lado y me miró con una sonrisa.
-Tu nariz es perfecta-me tocó la nariz.
-Tu si que eres perfecta-le pase mi mano por su espalda y le acerqué a mi.
Le besé poco a poco, dejando que nuestras lenguas se tocasen, disfrutando del momento. Victoria se puso encima de mí, mientras me besaba. Un móvil sonó y me susurró sobre mis labios:
-El móvil..
-Lo sé-le seguí besando en los labios.
Viendo que no dejaba de sonar, Victoria se levanto riéndose y caminó hacia donde estaba el móvil. Me levanté y salí al porche de la casa. Ésta era bastante grande, rodeada de vallas de hierro, cámaras, una piscina que quedaba justo al lado de la casa… Era impresionante, con un aspecto rústico y la casa estaba fuera del pueblo. El bosque estaba cerca, y cuando llovía, se podía sentir esa olor a hierba mojada.
Me tumbé en la tumbona, respirando hondo y dejando que el aire escapase por mi nariz. Cerré los ojos bastante rato mientras seguía respirando como antes. Cinco meses con Victoria… se decía pronto, pero costaba llegar hasta ahí. Quizás fue precipitado irnos a vivir juntos, pero lo veía conveniente. No quería seguir viviendo en casa de Jonathan, como si fuera un refugiado. La casa de mi madre, paso completamente a mi nombre, dado que tuve que buscar unos papeles que no los encontraba por ningún lado. Por otra parte, Victoria era una chica estupenda, atenta, cariñosa… Era todo mejor desde que había estado en mi vida.
<>, contestó mi subconsciente.
Abrí los ojos sorprendido y me levanté de la tumbona.
¿Era posible que aun sintiera algo por Rachel? ¿Por aquella chica que me invitó a cenar nada más conocernos? No, no podía ser. Ahora tenía una nueva vida, un nuevo trabajo y una nueva relación. Mi nuevo trabajo era probar coches que llegaban desde el extranjero o de otros países. Lo conseguí gracias a Estela, que me preguntó por mi trabajo y le dije que aun no tenía nada. Y después de ciertas llamadas, me lo consiguió. Lo único malo del trabajo, era que tenía que ir con traje y corbata. En cambio, Victoria seguía trabajando con sus amigas en una tienda de ropa. Nunca me había imaginado que estar con ella fuera tan fácil. Con Rachel todo era diferente…
<>, de nuevo me hablé a mi mismo.
¿Por qué me sentía tan confundido? Solo quería ser feliz pero se ve que esa palabra en mi vida no existía.
Esa tarde tuve que ir a la empresa porque el jefe me llamó diciendo que tenía un nuevo coche esperando para probarlo. Llegué a la empresa que estaba muy cerca de casa, y saludé a los mecánicos cuando entré dentro.
-Buenas tardes, chicos-pasé por delante de ellos y me dirigí al despacho del jefe.
El taller, estaba lleno de cristales donde se podía ver por todos los lados lo que pasaba en el interior. Entré al despacho poniendo una sonrisa.
-Pase, señor Morfesi-me dijo el jefe nada más abrir.
-Buenas tardes, Brayan. ¿Me habías llamado?-me senté en la silla.
Brayan era un hombre de mediana edad, alto, con el pelo largo y con flequillo. Sus ojos azules traspasaban cualquier cosa y conseguían intimidarme.
-Sí, te llamé porque tienes que probar un nuevo coche que acaba de llegar hace dos horas escasas-dejó el bolígrafo con el que estaba escribiendo, y se quedó quieto mirándome.
Tragué saliva. Brayan se podía cabrear muy fácilmente, incluso lo había probado una vez, cuando me dejó sin trabajar un día entero y con ello, me quitó sueldo del mes.
-¿Y de donde procede el coche?-pregunté, estirándome para quitarme la chaqueta.
-Viene de Europa, especialmente de Roma. Lo han mandado hasta aquí, para ver como va por la carretera y si nosotros le damos el visto bueno, estará en la calle a final de este mismo año.
-Vale. Pues cuando me digas…-me levanté de la silla.
Brayan también se levantó y rodeó la mesa del despacho.
-No quiero que tardes, esta noche tengo una cena y tengo que recoger a mis hijos-salió del despacho conmigo detrás.

Terminé de probar el coche en el circuito que había al lado del taller. Me gusto el coche, aunque no me podía permitir comprarme uno. En cambio, mi jefe se lo podía permitir. Él me había ayudado mucho en la situación económica. Antes yo no trabajaba, vivía solo de las chicas con las que estaba, vivía de ellas… Pero Victoria me abrió los ojos por decirlo de esta manera y me obligó a trabajar. Ninguna chica con las que había estado antes, me había dicho nada. Se que solo me querían para estar en la cama con ellas y poco más. ¿Era verdad que estaba haciendo un cambio de mentalidad? ¿Cambiando mi forma de ser? No lo sabía.
Guardé el coche en el taller, y al bajar me di cuenta que Brayan no estaba solo. Subí a la planta de arriba y lo vi hablando con dos chicas y un chico. Las chicas iban bien vestidas, arregladas y el chico llevaba un traje.
-Hola, Raúl. ¿Qué tal fue el coche?-me preguntó mi jefe acercándose a mi- Estas personas son los representantes de la marca- miró a las personas- y quieren saber tu opinión.
Saludé a las personas con una sonrisa.
-En el circuito va muy bien, solo hace falta verlo por la carretera y poco más-les dije mientras me abrochaba la chaqueta.
-Estos coches son casi siempre para pilotos de formula 1, o gente que solo lo utiliza en pistas cerradas-me comentó una chica bastante atractiva- Soy Giovanna Bross, diseñadora de coches-me estrechó la mano.
Giovanna era de baja estatura, tenía el pelo castaño con bastante ondulaciones y los ojos eran grises. Era delgada y muy atractiva.
-Bueno, de momento nosotros estamos encantados con nuestro último modelo- afirmó la otra chica, que se llamaba Cristina.
-Gracias por probarlo y me alegro que os guste-el chico habló con una voz muy grave, que provocó que lo mirara con el ceño fruncido.
Me sonó el móvil mientras hablábamos y lo saqué de mi chaqueta.
-Raúl, que te dije sobre el móvil… Siempre debe estar apagado cuando hables con gente importante-bromeó mi jefe.
-Lo siento- me disculpé- no tardo nada.
Lo saqué y me puse lejos de ellos. Lo abrí y vi que era un mensaje de Mario:
Necesito que vengas cuanto antes a casa de Rachel. Esta mal, es urgente.
Leí el mensaje varias veces. ¿A casa de Rachel?

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